El Muro Marroquí en el Sahara Occidental, un crimen silencioso

Euskera

Mahfud Mohamed Lamin Bechri

El Muro Marroquí en el Sahara Occidental, un crimen silencioso

Protesta de jovenes saharawis cerca del muro marroquí, 2007. (Crédito: Abdalahi Hmayen. )

El muro marroquí en el Sahara Occidental es el muro más grande en el mundo después de la muralla china, pero lamentablemente el menos visible. Este muro divide al pueblo saharaui en dos partes y contiene más de 7 millones de minas antipersonas que ponen la vida de los saharauis en riesgo de forma diaria.

Contexto histórico:

El Sahara Occidental es un territorio situado en el noroeste de África, Los saharauis Vivían como tribus que se autogobernaban a traves de la elección de un consejo con representación proporcional de todas las tribus que habitan el territorio. En 1884, en la conferencia de Berlín donde África fue repartida entre las potencias europeas y por su cercanía al archipiélago canario, El Sahara Occidental pasó a ser una colonia española, posteriormente se convirtió en la provincia española número 53. El dominio de España sobre el territorio rico en recursos naturales, principalmente yacimientos de fosfato, duró casi un siglo. Bajo la presión internacional y ofensivas del Frente Polisario, que se había fundado en 1973 con el objetivo de liberar el Sahara Occidental del control colonial, España se vio obligada a retirarse del territorio. Sin embargo, la salida de España, que los saharauis califican de traición y abandono, se efectuó culminando un pacto con los dos países vecinos del Sahara Occidental, Marruecos y Mauritania. El pacto conocido como “los acuerdos tripartitos de Madrid” dieron paso a la anexión y ocupación del territorio por los dos países vecinos, Marruecos por el norte y Mauritania por el sur. El pueblo saharaui bajo el liderazgo del frente Polisario no tuvo otro remedio que defender su tierra y ahí es cuando empezó un enfrentamiento militar que duró 16 años. Mauritania se retiró de la guerra en 1979 y firmó un acuerdo con el frente Polisario en el cual renuncia a sus ambiciones en el territorio y reconoce a la Republica Árabe Saharaui democrática, estado proclamado por el frente Polisario en 1976. Desde el comienzo de la ocupación, miles de saharauis se vieron obligados a abandonar el territorio en busca de un lugar más seguro, su destino fue la ciudad argelina de Tinduf donde vive hasta hoy más de 173,000 refugiados en 5 campamentos. La ONU entró a mediar en el conflicto y finalmente logró un acuerdo entre las partes, el acuerdo consiste en un alto de fuego y la celebración de un Referéndum auspiciado por la ONU en el que el pueblo del Sahara Occidental pueda tener la última palabra sobre el futuro de su territorio. En 1991, la ONU despegó una misión de cascos azules en el territorio para la supervisión del alto de fuego y organización del Referéndum. Por desgracia, hasta el momento ese prometido referéndum no se ha celebrado.

El muro de la ocupación marroquí en el Sahara Occidental, o muro de la vergüenza.

Durante los años de guerra, y precisamente a partir del año 1980, Marruecos, asesorado por Israel y estados unidos puso en marcha un plan de construir muros a lo largo del territorio que mantiene bajo ocupación. El propósito de la construcción del muro es por una parte protegerse de las ofensivas del ejército de liberación saharaui (nombre oficial de la rama militar del frente Polisario) y por otra, garantizar la seguridad de las operaciones de explotación de recursos naturales saharauis que Marruecos llevaba a cabo para poder financiar su ocupación y lucrarse de las riquezas del pueblo saharaui. Este último es la razón principal detrás de la ocupación de Marruecos al territorio.

La construcción del muro duro más de 6 años, y con un coste muy elevado. Sin embargo, los aliados de Marruecos en el golfo se encargaron de cubrir los gastos. Marruecos gasta diariamente aproximadamente 2 millones de dólares en mantener su muro de separación en el Sahara Occidental, pues se trata de un muro de 2720 de longitud.

La composición del muro de ocupación marroquí en el Sahara Occidental no deja lugar a dudas que se trata de un auténtico crimen que persigue la extinción de saharauis. Los 6 muros marroquíes se extienden a lo largo de 2720 kilómetros y que separan al territorio y sus habitantes en 2 partes. Al este los saharauis bajo ocupación y control de Marruecos y al oeste los saharauis que viven en las zonas controladas por el Frente Polisario además de la población en los campamentos de refugiados. Los muros están compuestos de arena y piedras así como trincheras antitanques y están rodeados por más de 7 millones de minas antipersonas, una media de 20 minas por persona. El muro es controlado y defendido por más de 130,000 soldados marroquíes. Además de las minas, la zona del muro está llena de restos explosivos de guerra. La MINURSO (misión de la ONU en el Sahara Occidental) estima en su página web que 100,000 kilómetros cuadrados de un total de 266,000, casi el 40% del Sahara Occidental están afectados por las minas antipersona y la artillería sin explotar. En definitiva, la vida de los saharauis, que son tradicionalmente nómadas, está en juego por las minas que rodean el muro marroquí. De hecho, según la oficina saharaui de coordinación de asuntos de minas (SMACO, por sus siglas en ingles), las victimas de minas en el Sahara Occidental desde el comienzo del conflicto superan las 8000 personas.

El muro marroquí en el Sahara Occidental ha tenido y sigue teniendo un impacto negativo en la vida de los saharauis. Además de su impacto social y psicológico separando familias saharauis entre zonas ocupadas y zonas liberadas y campamentos, el muro también afecta la economía de los saharauis que tradicionalmente han vivido del ganado. El muro limita la libertad de circulación y movimiento de la población saharaui que vive en una gran prisión bajo la ocupación marroquí que sigue violando sistemáticamente los derechos humanos ante la indiferencia de la comunidad internacional. Además, las más de 7 millones de minas tienen un impacto sobre la seguridad de las personas. Asimismo, La estructura del muro ha tenido una repercusión negativa sobre el medio ambiente ya que a lo largo de los años ha llevado a alteraciones en la superficie de la tierra que se ha hecho más vulnerable y ha servido como una barrera que impide el flujo de aguas entre los dos bandos.

El muro marroquí en el Sahara Occidental constituye un obstáculo en el proceso de resolución del conflicto en el Sahara Occidental y un impedimento al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

Es muy triste que a pesar del dolor y el sufrimiento que causa el muro marroquí en el Sahara occidental, poco se habla de él. Los medios no hablan de ese crimen y casi nadie actúa para denunciarlo. El mundo debe ser más consciente de ese muro que sigue cobrando la vida de inocentes y reaccionar denunciado ese crimen que hace que el pueblo indefenso del Sahara Occidental viva en una cárcel grande.

Para concluir, comparto unas palabras de Eduardo Galeano sobre los muros “mudos”, entre ellos el muro que divide al Sahara Occidental y su pueblo:

El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro…

Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.

Poco se habla del muro que Estados Unidos está alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.

Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y de aquí a poco será 15 veces más largo que el Muro de Berlín.

Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace 20 años perpetúa la ocupación marroquí del Sáhara occidental. Este muro, minado de punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide 60 veces más que el Muro de Berlín.

¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación construyen cada día?”.