(traducido por Loles Oliván Hijós)
Los muros, parte integral de la estrategia de dominación de Israel
Muro construido en las tierras de Bilín, distrito de Ramala. (Crédito: Oren Ziv/Activestills.org)
En 2002 Israel comenzó a construir el “Muro”, la infraestructura del apartheid que atraviesa Cisjordania palestina ocupada; un hecho que conmocionó al mundo y que llegó a la Corte Internacional de Justicia. En 2004 este Tribunal estableció la ilegalidad del muro –también de su régimen asociado–, afirmó que era necesario desmantelarlo, y que toda ayuda y asistencia que se le preste es ilegal.
El “régimen asociado” de los actos jurídicos determina, aunque sea en un sentido muy restringido, que el muro forma parte de un contexto y de un proyecto. Lo que me propongo hacer aquí es examinar el “régimen asociado” a la estructura del Muro que Israel está construyendo en Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén, desde una perspectiva más amplia y política a fin de que podamos comprender el objetivo subyacente en la conquista territorial, la supremacía racista y la dominación imperialista que protegen los numerosos muros israelíes.
En 1992 Israel inició un proceso para desarrollar lo que denomina su “Plan maestro”1. Para desarrollarlo se coordinaron, bajo el patrocinio de 10 ministerios, más de 250 profesionales de diferentes sectores que respaldan y se benefician del proyecto colonial israelí en nuestra tierra, –el universitario, el político, el ejército, el sector público, el privado, los sindicatos, ONG’s y las agencias internacionales judías. Además, se vincularon a la iniciativa profesores de universidades de todo el mundo 2. Cinco años más tarde, habían concluido 18 informes que debían presentarse ante la opinión pública. El conjunto de estos informes sentó las bases de un plan estratégico a largo plazo conocido como el “Plan Nacional de Ordenación del Territorio” para el proyecto de colonización de asentamiento israelí en tres grandes secciones: La “gestión rutinaria”, la perspectiva económica, y la social y físico-medioambiental.
El momento y el lugar de la elaboración y presentación del Plan maestro no podrían ser más reveladores. Se diseñó en 1997, exactamente 100 años después de que el primer Congreso Sionista en Basilea adoptara el Programa de Basilea destinado a colonizar Palestina y establecer allí una patria judía. Su presentación se organizó en la primera Conferencia de Herzliya3 en el año 2000: este extenso documento que actualiza las estrategias de Israel, se presentó en la conferencia celebrada en honor del padre fundador del proyecto colonial sionista, Theodor Herzl, que fue quien convocó el Congreso en Basilea. No es casual que fuera exactamente un año después de que – según establecían los Acuerdos de Oslo firmados en 1993 entre Israel y los líderes palestinos – se debía establecer un Estado palestino en Cisjordania ocupada, Jerusalén Oriental incluida, y en Gaza. Al haber transcurrido esa fecha sin que se hubiera plasmado un Estado palestino, la conferencia se celebró en terreno seguro. Ahora sabemos que Israel nunca contempló la posibilidad de que tengamos un Estado siquiera en un mínimo 22% de nuestra patria histórica (Cisjordania y Gaza).
Hacia la Conferencia de Herzeliya
La planificación estratégica que condujo a la Conferencia de Herzeliya se apuntaló en una serie de factores regionales e internacionales: en primer lugar, en 1990, el final de la Guerra Fría trajo consigo, además del colapso de la Unión Soviética, la imposición de una nueva era de brutal dominación imperialista. La globalización neoliberal asentada en la plena dominación de Estados Unidos dio forma a nuevas alianzas, tratados e instituciones internacionales que surgieron en el campo del comercio, las finanzas y la defensa. En segundo lugar, en 1991, la destrucción de Iraq supuso la aniquilación de una potencia militar árabe en ciernes que a punto estuvo de perturbar el equilibrio militar de la región y que puso en jaque la dominación regional de Israel. Y en tercer lugar, y como resultado de la guerra contra Iraq, se inició la Conferencia de Paz de Madrid bajo la tutela de Estados Unidos e Israel, que puso en marcha un proceso de negociación para promover la “paz” entre Israel, por un lado, y los palestinos y los países árabes, por otro, con el objetivo de resolver el problema de Oriente Próximo. El resultado fueron los Acuerdos de Oslo.
La Conferencia de Herzliya y el proceso del que procedía pretendieron reformular las estrategias y el futuro de Israel a la luz de estos acontecimientos con el objetivo de intensificar el régimen de apartheid israelí y su permanente búsqueda de asentamiento permanentemente en tierras palestinas previa desposesión al pueblo palestino.
El plan que se reveló en 2000 en la Conferencia de Herzliya puso de manifiesto la verdadera visión de Israel y su concepto del proceso de paz. Mientras Israel seguía sentado en la mesa de negociaciones con los palestinos, presentaba en la Conferencia de Herzliya los cuatro proyectos coloniales racistas que debían ejecutarse contra nuestro pueblo. Los dos primeros tienen como objetivo garantizar la dominación judía sobre la población palestina nativa dentro del territorio que Israel controla desde 1948, y tienen que ver con la “judeización” de Galilea4 y la “judeización” del Néguev5. El segundo aborda la culminación del proyecto del llamado “Gran Jerusalén judío”, y el último sienta las bases para la “retirada unilateral” de los palestinos y palestinas de Cisjordania y Gaza.
Estos proyectos se están poniendo en práctica sobre el terreno transformando el mapa geopolítico de Palestina y de los territorios ocupados en diferentes modalidades de segregación y dominación colonial racista contra los palestinos autóctonos. Hacen que sea imposible el establecimiento de un Estado palestino independiente. Por el contrario, consagran el control colonial de asentamiento israelí sobre toda la Palestina histórica.
Los muros como parte integral del proyecto de Israel
Estos planes coloniales y racistas se fundan en un principio organizativo medular: los muros. La mentalidad de dominación colonial de Israel está construyendo, imponiendo y reforzando tres tipos de muros en nuestras vidas cotidianas: los muros físicos, los muros virtuales y los muros psicológicos.
Los muros físicos son el ejemplo más evidente. Se desarrollaron por primera vez en 1995 para aislar la Franja de Gaza ocupada y se han convertido en la infraestructura que posibilita el asedio brutal y sostenido de la Franja. Se trata de un sistema de muros y alambres de púas de una longitud de 360 Km alrededor de Gaza.
El segundo ejemplo es el proyecto del “Gran Jerusalén judío”, por el que se cerca Jerusalén con 181 Km de muros que seccionan profundamente Cisjordania anexionando los bloques de asentamientos de colonos judíos dentro de Jerusalén y aislando las aldeas palestinas. Son 22 las aldeas palestinas, – habitadas por 225.000 palestinos – que han quedado aisladas de Jerusalén. Se han incorporado a Jerusalén cuatro bloques de asentamientos ilegales, habitados por 210.000 colonos.
El tercer ejemplo es el proyecto de segregación y anexión unilateral de Cisjordania, que establece un sistema de control colonial racista basado en tres intervenciones: en primer lugar, mediante políticas diseñadas para aislar y encarcelar a los palestinos en sus ciudades y pueblos, y aislarlos de sus tierras y huertos a través de la imposición de 770 kilómetros de muros que dividen Cisjordania en tres cantones principales, el norte, el centro y el sur, con un gran número de pueblos aislados asediados por asentamientos y carreteras de circunvalación.
En segundo lugar, el desarrollo de un sistema de carreteras del apartheid que impone vías exclusivas para los colonos israelíes de 1.400 kilómetros de longitud; se trata de un sistema que conecta los asentamientos ilegales entre sí y con la red de carreteras israelíes ya existente. Paralelamente, Israel ha creado una red de carreteras alternativa para los palestinos que conecta nuestros pueblos y ciudades entre sí. Ambos sistemas de carreteras están separados por medio de 48 puentes y túneles. Los puentes están bajo control de las fuerzas de ocupación israelíes, que en cualquier momento pueden cerrar los túneles que los palestinos utilizan cotidianamente. Es así como Israel puede imponer el cierre total de Cisjordania y asilarla en cuestión de horas.
En tercer lugar, el sistema de puestos de control militar y de bloqueo de carreteras funciona como mecanismo de control de la circulación de los y las palestinas sometiéndonos a vigilancia las 24 horas del día.
El proyecto colonial de asentamiento de Israel, tanto por sus fundamentos racistas y por su continua ocupación de tierras palestinas, como por su política de limpieza étnica se fundamenta en la concepción del muro. Así se plasma no sólo en Cisjordania (con Jerusalén) y en Gaza. Es visible en Galilea, donde se confiscan y se segregan cada vez más tierras de aldeas palestinas para establecer zonas industriales y construir carreteras que conectan las aldeas con la mayoritaria población judía, y para cercar las aldeas palestinas históricas que acaban funcionando como muros de aislamiento. Las políticas de Israel en el Naqab/Negev, como el Plan Prawer, se fundamentan en el desarraigo de 70 mil beduinos palestinos de sus hogares y tierras, en su expulsión del Neguev y en su confinamiento en 5 o 7 localidades.
Los muros virtuales o de vigilancia constituyen la faceta más novedosa de muros. La obsesión israelí por el control y el espionaje no es nueva, pero las modernas tecnologías de vigilancia han dado a este aspecto una dimensión completamente nueva6. Hoy en día, las cámaras digitales que controlan los movimientos cotidianos de las personas palestinas, los denominados sistemas C4I (Command, Control, Communications, Computers, & Intelligence) que Israel ha desarrollado para su guerra y adaptado a la tecnología de control poblacional totalitario, la biométrica, el reconocimiento facial, etc., han convertido a Israel en uno de los principales Estados que más vigilan del mundo, que exporta estos sistemas, además, a muchos otros países.
La vigilancia es parte integral de nuestras vidas y sus muros. Se desarrolla y se instala en las paredes a través de un complejo sistema de vigilancia con cámaras y sensores. Las carreteras de circunvalación, las entradas a las aldeas y ciudades palestinas, el interior de los asentamientos y los cruces de carreteras están equipados con vigilancia las 24 horas del día. Tal vez el mayor ejemplo de este sistema se encuentre en Jerusalén y, en particular, en la ciudad vieja. En cada esquina, en la entrada de cada casa, a cada 100 m en todos los barrios de la Ciudad Vieja, en las calles y en los semáforos, se instalan cámaras de vigilancia. Da una sensación continua de persecución y de estar bajo observación permanente.
Por último, están los muros internos y psicológicos creados por este sistema de opresión que deshumaniza sistemáticamente al pueblo palestino, que nos encadena tras los muros matándonos, encarcelándonos y sometiéndonos a una vigilancia totalitaria que persigue paralizarnos y crear en nosotros un muro de miedo interior.
Ejemplo de esto son los repetidos ataques de los colonos contra el pueblo palestino, las masacres de personas civiles palestinas y los ataques contra agricultores en sus tierras: todo ello tiene por objeto construir un muro de miedo interior que nos impida cultivar nuestra tierra o siquiera llegar a ella. Lo mismo ocurre con la política de castigo colectivo, con la demolición de viviendas palestinas y los ataques contra sus familias en respuesta a cualquier acto de resistencia.
Al mismo tiempo, los asentamientos, rodeados de muros, alambradas de púas, sistemas de vigilancia, puertas de acceso y guardias, son guarniciones fuertemente fortificadas que necesariamente dependen de la fuerza para mantener su dominación sobre territorios que no son de los colonos. Las grandes pancartas rojas instaladas por el ejército israelí en las entradas de las aldeas palestinas advierten a los israelíes, tanto en inglés como en hebreo, de que no deben acceder a ellas porque supuestamente representan una amenaza para sus vidas, deshumanizando así a las comunidades indígenas a los que pertenece legítimamente la tierra y justificando su encarcelamiento brutal tras muros y guetos.
Los muros caerán
Los muros de Israel y su régimen asociado siguen creciendo en Palestina. Sin embargo, como pueblo, seguimos resistiendo desde sus inicios, todos los días, dondequiera que podamos. Una creencia nos mantiene fuertes: saber que ningún muro ni ninguna colonización ha durado para siempre.
Contamos con nuestra autoridad moral y legal pero todas las resoluciones de Naciones Unidas que nos son favorables no han servido para nada. Por eso, el 9 de julio de 2005, exactamente un año después de que la Corte Internacional de Justicia hiciera pública su decisión sobre el Muro, la sociedad civil palestina reclamó colectivamente el boicot, la desinversión y las sanciones (BDS) contra Israel. Ofrece a los pueblos de todo el mundo una herramienta para ayudarnos a derribar los muros y trabajar por una justicia integral en Palestina que acabe con el Muro, con los asentamientos y con la ocupación; para conseguir la aplicación del Derecho al Retorno de los refugiados y la plena igualdad de los ciudadanos y ciudadanas palestinas de Israel. Es hora de cortar los vínculos que promueven, legitiman y construyen muros y en su lugar construir un mundo sin ellos.
1 “’Israel 2020′ – Master Plan for Israel in the 21st Century”, Samuel Neaman Institute, Technion – Israel Institute of Technology. Disponible aqui.
2 Investigadores de las universidades de Dublín y Walberg en Dinamarca, Hawaii Cambridge University, The Royal Technical Institute en Suecia, Toskopeh University en Japón, Nijmegen en Holanda, Lille en Francia, Harvard en Estados Unidos y la Universidad Técnica en Berlín también participaron en la formulación de este plan.
3 Más sobre la Conferencia de Herzliya disponible aquí.
4 Para un ejemplo de la implementación de las políticas de judaización en Galilea véase: Zafrir Rinar, “WZO Pushing New Jewish Towns to ‘Balance’ Arab Population in Israel’s North”, Haaretz, 1 de diciembre 2013.
5 Hana Hamdan, “The Policy of Settlement and “Spatial Judaization” in the Naqab”, Adalah’s Newsletter, Volume 11, (March 2005)
6 Elia Zureik, “Strategies of Surveillance: The Israeli Gaze”, Journal of Palestine Studies 66 (2016): 12.