(traducido por Loles Oliván Hijós)
La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y una empresa militar israelí ponen a una reserva de nativos americanos bajo “vigilancia permanente”
Torre de vigilancia fronteriza de Estados Unidos en Naco, Arizona. 18 /9/09. (Créditos: Jonathan McIntosh)
En el extremo suroeste de la reserva de la nación Tohono O’odham, aproximadamente a 1 milla de una valla de alambre de púas que marca la frontera de Arizona con el Estado mexicano de Sonora, Ofelia Rivas me lleva al pie de una colina con vistas a su casa. Hay una camioneta de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos estacionada a unos 200 metros de altura. En un remolque enganchado al camión hay instalado un pequeño mástil negro con cámaras y sensores. Para Rivas, la vigilancia de la reserva por parte de la Patrulla Fronteriza se ha convertido en la sombra de su vida cotidiana. Una vigilancia pronto será mucho más intrusiva.
El vehículo está estacionado donde el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) va a construir una torre de vigilancia de 160 pies capacitada para vigilar permanentemente a toda persona y todo vehículo en un radio de 7.5 millas. La torre estará equipada con cámaras de alta definición con visión nocturna, sensores térmicos y radar de barrido, todo lo cual proporcionará datos en tiempo real a los agentes de la Patrulla Fronteriza ubicados en una estación operativa central en Ajo, Arizona. El sistema almacenará un archivo con capacidad de rebobinar y rastrear los movimientos de los individuos a lo largo del tiempo, capacidad denominada “vigilancia permanente de área extensa”.
CBP ha previsto instalar diez de estas torres por toda la reserva Tohono O’odham, que abarca un área aproximadamente del tamaño de Connecticut. Dos de ellas se ubicarán cerca de zonas residenciales, incluyendo la barriada de Rivas, que alberga a unas 50 personas. Para construirlas, el CBP ha firmado1 un contrato de 26 millones de dólares con la división estadounidense de Elbit Systems, la empresa militar más grande de Israel.
La gente de Tohono O’odham solía desplazarse libremente por estas tierras, dice Rivas, pero tras años de hostigamiento por parte de los agentes de la Patrulla Fronteriza, muchos temen alejarse de sus casas. “Ahora no podremos ir a ningún sitio sin que los grandes ojos de Estados Unidos e Israel nos vigilen y observen cada uno de nuestros movimientos”, dice.
Debido a la progresiva demonización de los migrantes y a los miedos por el terrorismo extranjero, los espacios fronterizos de Estados Unidos se han convertido en laboratorios de prueba de nuevos sistemas de seguridad y control. Los reportajes de primera mano, las entrevistas y la revisión de los documentos recopilados para este artículo proporcionan información sobre el sistema de vigilancia de alta tecnología que CBP está construyendo para disuadir a la migración ilícita, y ponen de relieve cómo estos mismos sistemas acaban operando en contra de otras poblaciones marginadas y de la disidencia política.
Las torres instaladas en el territorio de Tohono O’odham forman parte de ese amplio sistema de vigilancia permanente a lo largo de la frontera. Elbit Systems of America ya ha construido 55 torres fijas integradas en el sur de Arizona, que según los gerentes de la empresa cubren 200 millas lineales. Según la información proporcionada por un portavoz del CBP, la agencia también ha desplegado 368 torres de vigilancia más pequeñas, conocidas como torres RVSS, en áreas que van desde el sur de San Diego hasta el Valle del Río Grande, así como en partes de la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
Defensores de las libertades civiles y académicos ya han denunciado que el resultado directo del nuevo sistema de vigilancia de última generación es el incremento de los abusos contra los migrantes y su sufrimiento. Según Jay Stanley, analista del American Civil Liberties Union’s Speech, Privacy, and Technology Project [Proyecto Discurso, Privacidad y Tecnología de la Unión Americana de Libertades Civiles], la proliferación de las tecnologías de vigilancia permanente es particularmente preocupante porque elimina los límites sobre cuánta información puede recopilar la policía sobre los movimientos de una persona. “La frontera es el lugar natural para que el gobierno comience a utilizarlas porque hay mucho más apoyo público para el despliegue allí de este tipo de tecnologías intrusivas”, afirma.
En febrero, el Congreso asignó cien millones de dólares para torres fijas integradas y sistemas de vigilancia móviles, un indicio de que las torres podrían extenderse en breve a otros lugares.
Según Bobby Brown, director senior de Aduanas y Protección Fronteriza de Elbit Systems of America, el objetivo final de la empresa es construir una “envoltura” con equipos de vigilancia electrónica a lo largo de todo el perímetro de Estados Unidos. “Con el tiempo nos expandiremos no sólo en la frontera norte sino también en los puertos y muelles de todo el país”, afirmó Brown en una entrevista con The Intercept. “Hay mucho que hacer”.
Construir el Muro Virtual
Mucho antes de que el presidente Donald Trump llamara a la construcción de un “gran y hermoso muro” a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, ya existía la idea de un “muro virtual”. En 2006 el Congreso autorizó la construcción de 700 millas de vallas con abundantes equipos de vigilancia y guardias fronterizos en terrenos más remotos.
Un componente clave de esa iniciativa, el llamado SBINet, se canceló después de cinco años y más de mil millones de dólares en gastos. A raíz del fracaso, el CBP se dirigió a Elbit, ubicada en Haifa, Israel, para adjudicarle un contrato de 145 millones de dólares en 2014 con el fin de desarrollar las torres fijas integradas en el sur de Arizona. Además de las torres de vigilancia fijas y móviles, CBP ha adquirido y desplegado en los puertos de entrada al país, otras tecnologías como dirigibles2 equipados con radares terrestres y aéreos de alta potencia, sensores enterrados y software3 de reconocimiento facial. La flota de aviones no tripulados de CBP ha sido descrita4 como la más importante de todas las agencias estadounidenses fuera del Departamento de Defensa.
La vigilancia ha tenido un impacto tremendo en las comunidades fronterizas y también en la reserva de Tohono O’odham. Los drones sobrevuelan y sus sensores de movimiento rastrean el tráfico peatonal. Los puntos de control del CBP vigilan a las personas que viajan entre la reserva y ciudades como Tucson y Phoenix. En las proximidades de los cementerios, en las cimas de las colinas, en medio de antiguos bosques de saguaro –sagrados para la gente de la reserva– se han instalado barreras de vehículos, cámaras de vigilancia y camiones.
Nellie Jo David, una miembro de la tribu Tohono O’odham que está escribiendo su tesis sobre temas de seguridad fronteriza en la Universidad de Arizona, sostiene que muchos jóvenes que se han visto forzados por las circunstancias económicas a trabajar en ciudades próximas ya no quieren regresar a sus casas para evitar la vigilancia y el acoso constantes. “Esto ha afectado especialmente a nuestras generación más joven”.
El militarismo fronterizo se ha extendido por todo el mundo como consecuencia de las políticas económicas neoliberales, las guerras y el inicio de la crisis climática, todo lo cual está contribuyendo al desarraigo de un número cada vez mayor de personas, señala Reece Jones, profesora de Geografía de la Universidad de Hawaii-Manoa, que investiga sobre fronteras y migración.
“El auge comenzó en la década de 1990 pero fue particularmente después de la declaración de la guerra contra el terrorismo, cuando empezó a fluir financiación hacia el sector de la seguridad fronteriza en todos estos lugares diferentes del mundo”, dice Jones. Entre 2000 y 2015, el número de fronteras fortificadas en todo el mundo se disparó de 15 a 70, añade.
Esta militarización, a su vez, ha creado nuevas oportunidades de beneficios a las empresas de tecnología y defensa. En Estados Unidos, las empresas líderes con contratos de seguridad fronteriza incluyen a contratistas ya conocidas como Lockheed Martin, y a otras nuevas como Anduril Industries, fundada por el magnate tecnológico Palmer Luckey para dar respuesta al creciente mercado de sensores de vigilancia e inteligencia artificial principalmente en zonas fronterizas.
Elbit Systems suele promocionar su ventaja diferencial sobre estos competidores: el hecho de que sus productos han sido “probados sobre el terreno”5 contra los palestinos. Esta empresa construyó sensores de vigilancia para el Muro de separación de Israel en Cisjordania6 –ilegal según el derecho internacional–, y también alrededor de la Franja de Gaza y en la frontera norte7 con Líbano y Siria.
Elbit es también uno de los principales contratistas de un nuevo tipo de muro subterráneo8, aún en construcción, que rodea la sitiada Franja de Gaza. Los aviones teledirigidos de Elbit patrullan el Mar Mediterráneo 9en respuesta al requerimiento de la Unión Europea para cerrar el acceso a los migrantes del norte de África, y ha proporcionado sus tecnologías a los ejércitos de Australia, África, Asia, América Central y América del Sur.
El contrato de Elbit para desplegar IFTs en la reserva Tohono O’odham, anunciado10 por la compañía el 26 de junio, se ha consumado tras varios años de un encendido debate entre los miembros de esta tribu con la abierta oposición de quienes viven en las proximidades de los lugares donde se erigen las torres. Hace dos años, el CBP publicó un estudio según el cual la construcción de torres fijas integradas no provocaría daños arqueológicos, ambientales o comunitarios. La agencia también redujo el número de torres propuestas y rediseñó sus bases para que no se extendieran bajo tierra. El 22 de marzo pasado, el consejo legislativo de Tohono O’odham aprobó por unanimidad las torres alegando la importancia de asistir a los agentes de la Patrulla Fronteriza a detener el tráfico de drogas transfronterizo.
En una entrevista11 con Los Angeles Times, Verlon José, entonces vicepresidente de la tribu, declaró que muchos de sus miembros consideraban que las torres ayudarían a disuadir al gobierno federal de construir un muro fronterizo en sus tierras. Los Tohono O’odham “somos tan soberanos como el gobierno federal nos lo permite”, dijo José. Sin embargo, un portavoz de la Patrulla Fronteriza le recalcó al periódico que los IFTs no eliminan la necesidad de un muro.
Los actuales presidente y vicepresidente de la tribu Tohono O’odham no han respondido a la solicitud de comentar estos hechos.
En una declaración a The Intercept, la portavoz del CBP, Meredith Mingledorff, afirmó que las torres fijas integradas de Elbit mejoran la seguridad de los agentes de la Patrulla Fronteriza a un bajo coste. “Las IFT son un ‘multiplicador de fuerza’ que permite a un agente vigilar varios sitios diferentes a la vez de forma remota desde una ubicación segura”, dijo. “Tienen bajo coste de mantenimiento y otorgan mayor eficacia a las operaciones policiales, ya que, dependiendo del tipo de incursión que detecte la tecnología, podemos desplegar mejor los recursos”.
El escaparate de Elbit
En una tarde sofocante de principios de abril, los ejecutivos de Elbit Systems of America presentaron sus últimos productos de vigilancia fronteriza en una instalación de pruebas que tiene la empresa en Marana, Arizona, aproximadamente a 20 millas al noroeste del centro de Tucson. El evento sconsisitió en una demostración en directo del sistema de mando y control IFT, conocido como TORCH. El sistema, que Elbit desarrolló originalmente para las Fuerzas de Defensa de Israel, se utiliza para vigilar los movimientos de la población a lo largo de las fronteras y los muros de separación de Israel. Ahora también lo utiliza la Patrulla Fronteriza en los centros de mando de todo el sur de Arizona.
Este marco también sirvió como escaparate del respaldo político a Elbit. Acudió el director adjunto estatal de la senadora Martha McSally, así como Ron Colburn, ex jefe adjunto nacional de la Patrulla Fronteriza y actual asesor de Elbit. A Colburn quizá se le conoce mejor por su aparición en Fox News12 en noviembre pasado defendiendo el uso de gas lacrimógeno y gas pimienta por parte de la Patrulla Fronteriza contra los miembros de una caravana de migrantes cerca de Tijuana que habían intentado cruzar a Estados Unidos. El spray de pimienta “es natural”, dijo Colburn, antes de añadir: “Podrías ponerlo en tus nachos y comértelo”.
Joel Friederich, vicepresidente de seguridad pública y seguridad nacional de Elbit Systems of America, se paró cerca de un monitor del tamaño de una pared flanqueado por un par de ingenieros de Elbit mientras los reporteros y los invitados observaban. En la pantalla había un mapa satelital lleno de racimos de puntos amarillos y rosas. Varias imágenes circundantes más pequeñas mostraban en vivo las imágenes de las diversas cámaras de vídeo y sensores de radar que adornaban una torre de demostración del lugar. “Esto se puede ampliar a muchos, muchos kilómetros”, explicó Friederich.
Un ingeniero hizo click en uno de los puntos amarillos y el zoom se amplió en una de las fuentes de vídeo. De repente, se vieron nítidamente varios coches que avanzaban por la Interestatal 10 estadounidense. Se acercó más y la pantalla mostró una mancha de arbustos al borde de una calle, lo suficientemente cerca como para que se vieran las brillantes y oscilantes puntas de los arbustos de gobernadora a pesar de estar a más de un kilómetro y medio de distancia. El sistema operativo utiliza inteligencia artificial para asignar un icono que representa a un ser humano, un vehículo o un animal, lo que permite a los agentes de la Patrulla Fronteriza determinar si algo que se mueve por el desierto es un potencial “objeto de interés”, anotó Friederich. Ese punto podría ser “alguien con un arma o una mochila, o alguien entre una multitud”.
Para Elbit, el santo grial de la vigilancia fronteriza es garantizar que nadie pueda escapar a la capacidad de TORCH de rastrearlo a lo largo del tiempo y del espacio en una área determinada. Si uno de los “objetos” se oculta en un arbusto el sistema puede rastrearlo utilizando una cámara infrarroja de largo alcance. Para las operaciones nocturnas las torres cuentan con iluminadores láser. Una camioneta operada por sistema remoto con una torre de vigilancia y un rango de cámaras de 6 millas puede asimismo avisar a TORCH en caso de que alguien se esconda detrás de una montaña o en un barranco. La empresa está en la actualidad comercializando el camión para CBP.
En 2016 Israel se convirtió en el primer país en desplegar vehículos autónomos en una zona fronteriza, también creados por Elbit.13
Demócratas destacados vienen defendiendo el desarrollo de un sistema de vigilancia de fronteras más sofisticado como alternativa al muro fronterizo de Trump. “Lo que deberíamos estar haciendo es construir un muro, digamos, más positivo, casi tecnológico”, dijo en enero la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Pero para quienes cruzan la frontera, el desarrollo de este aparato de vigilancia ya ha tenido un alto precio. En enero, un estudio14 publicado por investigadores de la Universidad de Arizona y Earlham College demostró que las torres de vigilancia fronteriza han impulsado a los migrantes a cruzar por caminos más escarpados y peligrosos, dando lugar a un mayor número de muertes por deshidratación, agotamiento y exposición.
Maren Mantovani, coordinadora de relaciones internacionales de Stop the Wall, una coalición palestina que se opone a los muros de Israel en los territorios palestinos y en otros lugares, ha estudiado las actividades de Elbit durante casi dos décadas. El éxito empresarial de esta compañía da cuenta del papel central que desempeñan las fronteras en una sociedad de vigilancia global emergente, afirma. “Los muros no solo impiden que la gente se mueva sino que sirven también como fronteras en lugares por donde se accede al estado de vigilancia”, sostiene. “La idea es que en el momento en que te acerques a la frontera, Elbit te atrapará. Algo parecido ocurre en Palestina”.
En la 13ª Exposición Anual de Seguridad Fronteriza en San Antonio, Texas, dos semanas antes del evento en Arizona, Friederich declaró en una entrevista con The Intercept que Elbit se estaba preparando para licitar en un contrato de construcción de torres fijas integradas en la frontera entre Estados Unidos y Canadá y que estaba buscando abrirse mercado en el Valle del Río Grande.
Según Brown, director general de Elbit, la actividad de vigilancia fronteriza de la empresa continuará de forma indefinida e independientemente de la construcción del muro fronterizo de Trump. “La seguridad fronteriza siempre ha sido una silla de tres patas: mano de obra, infraestructura y tecnología”, dijo. “La infraestructura es el muro. La tecnología son las torres, los sistemas móviles, la detección del terreno con sensores. Vamos a mantenernos ocupados pase lo que pase”.
Misión Creep
El CBP es, con mucho, la entidad policial más grande de Estados Unidos, con 61.400 empleados y un presupuesto para 2018 de 16.300 millones de dólares, más que los ejércitos de Irán, México, Israel y Pakistán. La Patrulla Fronteriza tiene jurisdicción a 100 millas del interior15 de las fronteras de Estados Unidos, lo que hace que casi dos tercios de la población estadounidense esté teóricamente sujeta a sus operaciones, incluida la totalidad de la reserva Tohono O’odham.
La agencia ha recibido muchas críticas por la brutalidad de su trato a los migrantes. Pero buena parte de sus operaciones implican un trabajo policial rutinario. Entre 2013 y 2016, por ejemplo, aproximadamente el 40% de las incautaciones16 de la Patrulla Fronteriza en los puestos de control de inmigración fueron cantidades pequeñas de marihuana (una onza o menos) confiscada a ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, no se ha prestado tanta atención a cómo la agencia utiliza su amplio aparato de vigilancia para fines distintos de los que contempla la ley en las fronteras.
En 2017, mientras las empresas construían prototipos para el muro fronterizo de Trump en San Diego, el CBP estacionó una de sus torres RVSS cerca para vigilar a la oposición política alegando la “amenaza emergente de manifestaciones”, según desvelan los informes. El despliegue de la torre duró ocho meses desde septiembre de 2017, según una licitación del contrato17 federal publicada en internet. La única manifestación reseñable fue un mitin pacífico que saludaba a Trump en marzo de 2018 cuando realizaba una visita a una exposición fotográfica de los prototipos del muro.
La transición a utilizar la torre de vigilancia fronteriza para vigilar protestas políticas se hizo sin contratiempos y en el marco de la licitación del contrato. “CBP concluyó que la solución de una torre reubicable RVSS era una opción lógica, ya que instalar esa torre RVSS suponía básicamente extender el sistema RVSS existente a lo largo de la frontera de San Diego, y así la torre proporcionaría vigilancia de dos áreas a la vez”, declaró.
El CBP también “comparte” a menudo sus aeronaves, incluidos drones de vigilancia, con otras agencias oficiales de Estados Unidos. Según registros18 de vuelo que obtuvo The Intercept a través de la Ley de Libertad de Información, entre julio de 2016 y agosto de 2017, el CBP realizó 15 vuelos de drones para la policía estatal y local de 90,2 horas, y 53 vuelos adicionales para las agencias de la policía federal que supusieron más de 200 horas. Los registros proporcionados por el CBP no especifican la ubicación de esos vuelos, pero documentos adicionales obtenidos a través de solicitudes de registros públicos sugieren que los vuelos en avión teledirigido del CBP sirvieron para vigilar las protestas contra el oleoducto de Dakota Access.
En una declaración a The Intercept, un portavoz de la CBP confirmó que las fuerzas de seguridad de Dakota del Norte utilizaron el dron de la agencia en Standing Rock, alegando que ayudaba a proteger de amenazas al equipo de la policía local. “El Sistema Aéreo No Tripulado (Unmanned Aerial System, UAS) proporcionó una señal de video al centro de mando local, poniendo en conocimiento al departamento del sheriff y a la policía estatal de la evolución de las protestas al mismo tiempo que minimizaba la amenaza a su personal y de aviación y a sus recursos”, declaró el portavoz
Durante las protestas de Standing Rock, la policía y efectivos de seguridad privada justificaban sistemáticamente la vigilancia tachando a los opositores del oleoducto como instigadores de violencia.19
Por su parte, Elbit también ha comercializado su equipo de vigilancia para utilizarlo contra manifestantes en al menos una ocasión, de acuerdo con los registros obtenidos por The Intercept mediante solicitudes protegidas por la libertad de información. En noviembre de 2016, un representante de la empresa ofreció20 a la policía un sistema de sensores de vigilancia permanente de amplia área para vigilar a los opositores del oleoducto Dakota Access. La publicidad que hacía Elbit de su producto, conocido como GroundEye21, lo describía como “un cambio de paradigma en la vigilancia de la defensa y la seguridad” por “su capacidad de moverse retrocediendo en el tiempo, para rastrear simultáneamente los movimientos de uno o más objetos”.
Un portavoz del Departamento de Servicios de Emergencia de Dakota del Norte explicó sin argumentar más, que la agencia finalmente optó por no comprar el sistema GroundEye.
Jay Stanley, de la ACLU, dice que la reorientación de la torre de vigilancia y de los aviones teledirigidos por parte del CBP para vigilar a los disidentes hace pensar en otros posibles abusos. “Es un recordatorio de que las tecnologías que se venden con un propósito, como proteger la frontera o detener terroristas –o cualquiera que sea la justificación inicial– se reorientan por otras razones, como por ejemplo, para atacar manifestantes”.
Esta posibilidad se ve bien reflejada en un intercambio de correos electrónicos de marzo de 2018 obtenido mediante solicitudes de registros abiertos22, que revelan a un oficial de alto rango de la Patrulla Fronteriza refiriéndose a los opositores a la política fronteriza de Trump como “amenaza”. El agente de la Patrulla Fronteriza al cargo, Christopher M. Seiler, del sector del Valle del Río Grande, envió un correo electrónico a más de 30 agentes supervisores para invitarlos a un “Seminario sobre respuestas a protestas a gran escala”. El director del seminario fue Paul Laney, ex sheriff del condado de Cass, Dakota del Norte, quien diseñó principalmente la respuesta policial militarizada en Standing Rock.
“El clima político actual, el auge de las manifestaciones y las campañas en los medios de comunicación social, junto con el debate sobre la inmigración, casi aseguran que RGV tendrá que afrontar protestas a gran escala”, escribió Seiler. “Estas protestas representan una amenaza importante para la frontera, para la policía y para nuestras comunidades”.
Tohono O’odham bajo ocupación
Los impactos de la frontera de Estados Unidos en el pueblo Tohono O’odham datan de mediados del siglo XIX. La tierra tradicional de esta nación tribal se extendía 175 millas hacia México23 antes de quedar fracturada por la Compra de Gadsden de 1853, una adquisición por parte de Estados Unidos de tierras del gobierno mexicano. Hasta 2.500 de los más de 30.000 miembros de la tribu viven aún en el lado mexicano. El pueblo Tohono O’odham solía moverse entre Estados Unidos y México con relativa facilidad por caminos sin puntos de control para visitar a sus familias, para acudir a ceremonias u obtener atención médica.
Pero eso fue antes de que la Patrulla Fronteriza desembarcara a mediados de los años 2000 convirtiendo la reserva en algo parecido a una zona de ocupación militar. Los residentes dicen que los agentes han propinado palizas, usado spray de pimienta, sacado a la gente de sus vehículos, disparado a dos hombres de Tohono O’odham en circunstancias sospechosas, y entrado en las casas de la gente sin orden judicial.
“Esto es apartheid”, dice Ofelia Rivas. “Tenemos que llevar la documentación dondequiera que vamos. Aquí todo el mundo ha sufrido el abuso de la Patrulla Fronteriza de alguna manera”.
Nellie Jo David dice que la vigilancia constante ha alterado profundamente el tejido cultural del pueblo de Tohono O’odham, al igual que otras intrusiones del gobierno federal como el campo de tiro de la Fuerza Aérea Barry M. Goldwater, construido junto a la reserva en la década de 1940.
“Las torres son sólo un instrumento más contra nuestra cultura y nuestra forma de vida”, dice David. “No podemos practicar nuestros ritos sabiendo que hay ojos mirándonos desde una sala de control operacional donde un agente probablemente varón y blanco investiga lo que es ser O’odham”.
Aunque el consejo tribal de Tohono O’odham ha apoyado las torres fijas integradas, la mayoría de las personas que viven en las proximidades donde se llevarán a cabo las futuras obras de construcción se oponen. Dos de las torres están programadas para el distrito de Gu-Vo, o “Big Pond”, donde reside Rivas, el más occidental de los 11 distritos de la reserva. El consejo de gobierno de Gu-Vo aprobó una resolución contra las torres en 2017 apoyándose en la firme oposición a que los residentes estuvieran bajo vigilancia permanente y en el deseo de proteger los lugares sagrados de enterramiento, las zonas ceremoniales y las de recolección.
En el proceso de oposición a las torres, el pueblo Tohono O’odham ha desarrollado una causa común con otras comunidades que luchan contra la colonización y los muros fronterizos. David es uno de los numerosos activistas de las zonas fronterizas de México y Estados Unidos que se unieron a la delegación que viajó a Cisjordania en 2017 convocada por Stop the Wall, para establecer relaciones y aprender sobre los impactos de los sistemas de vigilancia de Elbit.
“No me siento segura sabiendo que son ellos quienes controlan mi comunidad, especialmente si se mira lo que está pasando en Palestina –están trasladando aquí los mismos instrumentos que usan allí”, dice. “El gobierno de Estados Unidos podrá vigilar a cualquiera de la nación”.
Primera publicación: The Intercept, agosto 25 2019.
1 “U.S. Customs and Border Protection, Tohono O’odham Nation Agree On Border Security Solution by Elbit Systems of America”, Elbit Systems of America, LLC 26 de junio, 2019.
2 Dave Long, “CBP’s Eyes in the Sky”, U.S. Customs and Border Protection.
3 Mark Rockwell, “CBP deploys facial recognition at the southern border”, Federal ComputerWeek, Feb 21, 2019.
4 Craig Whitlock and Craig Timberg, “Patrol-border drones being borrowed by other agencies more often than previously known”, Washington Post, Tuesday, 14 de Enero, 2014.
5 “Advanced Border Security Solution – Operational intelligence to counter cross-border threats in real time”, Elbit Systems.
6 “Elbit Systems Wins Deal to Build Jerusalem Electronic Fence“, Reuters, Haaretz, 18 De Septiembre, 2002
7 Amir Rapaport, “Sensor System to be Deployed along Israel-Lebanon Border”, IsraelDefense Magazine, 15 de Junio 2013.
8 “Israeli official bets advances in Anti-Tunnel Technology Will Help Secure Gaza Border”, Washington Post, 6 de Marzo 2018.
9 Shoshanna Solomon, “Elbit wins drone contract for up to $68m to help monitor Europe coast”, Times of Israel, 1 de Noviembre 2018.
10 “U.S. Customs and Border Protection, Tohono O’odham Nation Agree On Border Security Solution by Elbit Systems of America”, Elbit Systems of America, LLC , Cision PR Newswire, 26 de junio 2019.
11 Molly Hennessey-Fisk, “Arizona tribe refuses Trump’s wall, but agrees to let Border Patrol build virtual barrier”, Los Angeles Times, 9 de Mayo 2019.
12 Kate Prengel, “Ronald Colburn: 5 Fast Facts You Need to Know”, Heavy.com, 26 de noviembre 2018.
13 James Rogers, “Robot patrol: Israeli Army to deploy autonomous vehicles on Gaza border”, Fox News Channel, 1 de septiembre 2016.
14 Samuel Norton Chambers, Geoffrey Alan Boyce, Sarah Launius & Alicia Dinsmore, “Mortality, Surveillance and the Tertiary “Funnel Effect” on the U.S.-Mexico Border: A Geospatial Modeling of the Geography of Deterrence” ,Journal of Borderlands Studies, (2019)
15 “The Constitution in the 100-miles border zone”, American Civil Liberties Union.
16 “Border Patrol – Issues Related to Agent Deployment Strategy and Immigration Checkpoints”, United States Government Accountability Office, noviembre 2017.
17 Justification for other than full and open competition. 41 U.S.C. 3304; FAR 6.302-2, Unusual and Compelling Urgency. Disponible aquí.
19 Alleen Brown, Will Parrish, Alice Speri, “Standing Rock documents expose inner workings of ‘surveillance-industrial complex’”, The Intercept, 3 de junio 2017.
22 Will Parrish, “Border Patrol museum demonstrators targeted in crackdown on immigrant rights protests“, Shadowproof, 20 de mayo 2019.
23 Tay Wiles, “A closed border gate has cut off three Tohono O’odham villages from their closest food supply.“, Pacific Standard, 7 de Febrero 2019.